Singular Journal - Casa de valores

El ABC de las pensiones (Parte 3)

No es exagerado afirmar los programas públicos de pensiones están en crisis en casi todo el mundo. Por una parte, los retornos decrecientes en las inversiones, particularmente la renta fija, impide a muchos fondos lograr rendimientos que puedan sostener el programa de jubilaciones. Esto puede decirse es una dificultad coyuntural, y salir de ella dependerá de que mejoren las perspectivas de las inversiones y sus tasas de retorno. Y eso, también está por verse.

Pero el futuro de las pensiones depende de que reformemos el corazón mismo del sistema.  Los cambios estructurales en las variables demográficas y los cambios en la cultura laboral imponen, a los programas de jubilación tradicionales, un futuro incierto. A menos que, como poco a poco lo han venido haciendo muchos países, se acometan reformas de fondo en el modelo previsional. Estas reformas, que acaban haciendo más costosa la jubilación al ciudadano, no ha tenido un costo político menor.

En muchos países, incluyendo a Panamá, el sistema además de tener un pobre desempeño financiero, y de sufrir de los mismos impactos demográficos, por años, ha respondido a intereses políticos donde la distorsión de las pensiones es mayor y el impacto de un colapso del sistema es más serio.

Con este difícil panorama planetario, se ensayan medias variadas pero concretas. Unas, para atenuar el impacto inmediato de la reducción de valor en las jubilaciones presentes y futuras. Y otras, para adoptar y formalizar un programa que estabilice el sistema a mediano plazo y elimine las distorsiones.

Un tema ineludible y central a las reformas es la modificación de las variables que generan la pensión. Así, no importa lo que hagan, los cotizantes deben contribuir más, por un número mayor de años y jubilarse a mayor edad. 

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