Las inversiones y el fútbol | Parte II
Hace poco tiempo atrás, en plena euforia global por el mundial de fútbol realizado en Qatar, escribimos un artículo realizando una analogía entre armar un equipo de fútbol y armar un portafolio de inversión.
En donde tratamos de explicar la importancia de entender qué cuando armamos un portafolio de inversión el mismo debe tener diferentes clases de activos que en base a las diferentes características propias de cada uno de ellos, nos puedan permitir construir un vehículo sólido que nos acerque de una manera más eficiente a lograr nuestros objetivos financieros.
En el artículo anterior detallamos que necesitamos construir una cartera de inversión, con un enfoque desde atrás hacia adelante, en el cual hacíamos mención a que coincidía con armar un equipo de fútbol empezando en el portero y terminando en los delanteros. A priori, estos últimos tienden a ser los protagonistas principales, pero más allá de todo el talento, si no están bien acompañados por el resto del equipo no van a poder lograr resultados positivos de forma constante. Solo para poner en contexto, podríamos mencionar que sin poner en duda el talento sobre humano que puede tener Lionel Messi, si en la final del mundial no estaba acompañado por un portero determinante el resultado pudiera haber sido distinto.
Portero: una posición fundamental
En este caso, podríamos referirnos a que un portero no va a tener normalmente la mayor atención, pero es primordial que pueda sostener al equipo cuando las cosas no van bien. Esto pasa con las posiciones de un portafolio que probablemente se lleven la menor atención por su rol dentro de una cartera, pero estas son las mismas que van a soportar en gran medida los golpes del mercado y van a permitir que ante un cambio de tendencia las posiciones más dinámicas puedan brillar.